¿Vamos bien…?
El conflicto iniciado por Ancap en estos meses, cambiando las “reglas de juego históricas” entre la empresa petrolera estatal con las estaciones de servicio se hizo en forma unilateral y sin advertencias. Se incumplieron contratos y acuerdos por parte de Ancap, se desestabilizó lo que existía con solo una llamada telefónica, seguido de varias decisiones arbitrarias.
En estos días también se produce el cierre de la Aldea de la Bondad en Salto, no solo dejando a trabajadores sin su sustento, sino lo más terrible, trasladando a las personas más vulnerables que muchos de ellos hace años viven ahí, ese era su lugar en el mundo y esa es la familia que conocían. En este año también vimos y sufrimos una situación similar con la decisión del gobierno de cerrar el centro Tiburcio Cachón en Montevideo, ese era el mejor lugar del país en rehabilitación para ciegos.
Los cambios en las reglas para la Caja Militar, hace un tiempo fue para la Caja Notarial, los cambios en la recaudación del Fondo de Solidaridad,ahora un nuevo aumento a los jubilados. A esto se suman los cambios en el sistema financiero, donde con leyes claramente violatorias de los derechos individuales, se le otorga “superpoderes” a la DGI para meterse en el bosillo de cada uruguayo sin necesidad de solicitar a la Justicia autorización para mirar sus transacciones.
El argumento del gobierno del FA fue que quería quedar bien con Estados Unidos y los países capitalistas y ser como dice la frase “más papistas que el Papa” ya que someten a cada uno de los uruguayos a los controles que esos países no hacen con sus propios ciudadanos.
Dentro de estos cambios de reglas no olvidemos las nuevas herramientas que tiene el BPS que entre otras cosas cuando uno se entera que fue multado ya tiene un embargo trabado. Por si esto fuera poco las nuevas normas financieras de los yuppies del FA van a congelar, frenar y hasta van a conseguir correr a las inversiones extranjeras. Y nuestro país nos guste o no necesita capitales extranjeros para impulsar las inversiones y con ellos el trabajo nacional, extralimitarse con estos cambios de reglas como viene haciendo el gobierno frenteamplista puede perjudicar fuertemente a Uruguay.
A todo esto debemos sumarle el exceso de control que está imponiendo el gobierno frenteamplista a los ciudadanos y un ejemplo de ello es “El Guardian”, hoy en el parlamento ya se discute sobre “espionaje en democracia”.
Y podemos seguir nombrando mas cosas y seguramente a uds se les están ocurriendo varias más. Por contraposición a ésto el gobierno del FA ha decidido pagar la fiesta de Ancap y sus subsidiarias, no solo con el precio del combustible más alto de la región, sino también sacándonos del bolsillo a todos para mantener las empresas que dan perdida como la de cal, la de perfumes y bebidas alcoholicas,Alur y Alas U. Parte de la plata va para sostener la fundición del Fondes, la incapacidad del Mides y el aumento desmedido del Estado que aumentó 60 mil funcionarios públicos en estos 10 años.
Y a nivel departamental pasa lo mismo, el intendente decidió actuar por fuera de la normas, no respeta los órganos de contralor, ni a la Junta Departamental, ni al Tribunal de Cuentas. Cambió las reglas de juego en cuanto a las licitaciones, a las compras de la intendencia, decidió unilateralmente prohibir a los productores circular por los caminos que ellos pagan para arreglar, tercerizo los espacios públicos de la intendencia a discrecionalidad. Decidió cambiar unilateralmente los contratos, convenios y compromisos que la intendencia tenía establecidos desde hace años. Su política es recaudadora se visualiza en el tránsito y en los aumentos de precios en todo lo que ha podido y en pocos días volverá a aumentar el boleto de ómnibus. Aumentos sin beneficios, se cobran servicios que no se realizan, se gasta dinero en intentar controlar a los medios de comunicación y a periodistas. Se persigue a los funcionarios dentro de la intendencia y a los que piensan distinto se los persigue fuera de ella.
No todos los cambios son buenos, en estos momentos que estamos en una crisis económica, que el gobierno se niega a reconocer, los excesos de controles a las actividades lícitas y el no control de las ilícitas; los cambios de reglas generando inestabilidades, los gastos excesivos en mantener la imagen de los gobernantes de turno con el dinero que se escatima para otras cosas y el meterle la mano en el bolsillo a todos los salteños y uruguayos nos va conduciendo a un deterioro de la democracia.
Un país sin certezas jurídicas, un país donde el estado decide recortar por los lados más finos, un país que le quita la plata a la gente y por otro lado se da el lujo de perder millones de dólares en “negocios” improductivos, un país donde sus autoridades no quieren que se los investigue, es un país que está perdiendo democracia y libertad.
Hoy desde esta columna los invito a reflexionar si de verdad “vamos bien” o fue solo otro slogan de campaña.
Publicada en Diario Cambio el 25 de noviembre de 2016.