Proyecto sobre delitos sexuales
Hoy queremos compartir con ustedes parte del proyecto de Ley sobre Delitos Sexuales, que presentamos esta semana en la Cámara de Representantes y que fue acompañado por todas las Diputadas de Vamos Uruguay.
Este proyecto consta básicamente de dos partes. Por un lado pretendemos incorporar a nuestro derecho positivo la imprescriptibilidad de los delitos sexuales, a la cual nos referiremos en próximas columnas.
La otra parte del proyecto apunta a actualizar la normativa en materia del delito de incesto a la realidad contemporánea, reafirmando la necesidad de la existencia del mismo en el derecho positivo como delito autónomo. Se propone la eliminación del requisito arcaico de exigir la connotación de “escándalo público”. Como todos sabemos la ausencia de este requisito según el fiscal del renombrado caso de Rivera fue lo que impidió que el violador incestuoso fuera condenado en el año 2009 y por ello siguió violando a su hija hasta este año.
Con ésta iniciativa se busca principalmente proteger a las víctimas y brindar mayor facilidad y simplicidad para que éstas tengan garantías y para que hagan las denuncias. Para ello es necesario reorientar la noción del incesto, señalando que lo que se busca tutelar modernamente son los derechos de las personas y el bien jurídico integridad de la misma, y no meramente la tutela de las buenas costumbres o de valores éticos, que han ido variando a lo largo de la historia.
Se refuerza entonces la idea del deber de la protección de las víctimas abusadas nada menos que en el seno familiar. No es solamente el tema jurídico el que está en juego, sino que también es un asunto que tiene que ver nada menos que con los Derechos Humanos, los derechos fundamentales, en especial sobre quienes están en una posición más débil, ya sea por cuestión de género, de edad (sobre todo los niños/as), de dependencia, de abuso de poder, etc.
El tema transita en el filoso límite entre lo público y lo privado. El incesto es considerado una forma de violencia familiar que violenta y somete a la víctima, nada menos que en el ámbito donde debería estar más protegida, que es en su propio seno familiar.
El abuso sexual intrafamiliar es una de las formas que adquiere el abuso de poder en el seno de un ámbito específico y definido: la familia. Cuando el niño o la niña reconoce la conducta incestuosa como tal, se originan sentimientos ambivalentes no sólo respecto al abusador sino a todos los integrantes del núcleo familiar, cuya responsabilidad es protegerlos/las y bajo cuyo techo ocurren esas “infamias”. A ello se suma el “secreto” como un factor clave para que el abuso se perpetúe y para garantizar la impunidad del abusador.
Respecto a las consecuencias o secuelas, el abuso que significa el incesto genera daños muchas veces irreparables y la evolución de quien lo padece dependerá de cómo procese esa situación de abuso. El dolor, el miedo, la confusión, la vergüenza, el rencor, la ambivalencia se empieza a sentir cuando descubre que eso que vive no es normal.
Vamos a seguir trabajando fuertemente en este tema, promoviendo las discusiones, escuchando todos los puntos de vista con el convencimiento que en estos temas todos estamos interesados en llegar a los mejores resultados.
Publicada en Diario Cambio el viernes 5 de agosto de 2016.