Ya pasó un año
Dentro de pocos días se cumple un año de la asunción del segundo gobierno del FA en Salto. Lo hacían con un acto político en la Plaza Treinta y Tres, donde se excluía a todos quienes no votamos a esa fuerza política para la intendencia.
Un acto político de asunción donde solo estaban militantes frenteamplistas, con un discurso de rencor hacía todos los salteños que han construido nuestro departamento, que pasaron antes que ellos más allá de la fuerza política a la que hubiesen pertenecido. Un discurso tan excluyente que hizo que el primer eslogan, de los tantos que tuvo esta administración, fue “gobierno de inclusión” para ver si ese eslogan mentiroso de alguna manera mitigaba algo.
Un acto político de asunción con caras de “iluminados” que serían parte de un “equipo de gobierno” que no existió y que pasaron por la vida política de Salto siendo los más grandes irresponsables y poco profesionales en todo sentido, de ese “equipo” no queda nadie, como dijimos hace un tiempo, fue el equipo de “La Gran Estafa”.
También de ese acto político recordamos la tristemente celebre frase “en Salto hay gobierno del Frente Amplio para rato”, dicho por Lima, mientras reiteraba su sumisión al gobierno nacional, entregando el orgullo de los salteños, al tiempo que levantaba su mano junto a la de Sendic a quién anunciaba como el gran padrino de su gestión.
Un año después aquí estamos…
El caos reinante en la Intendencia, la falta de capacidad del Intendente Lima está afectando a todos, como era de esperarse y como lo venimos diciendo desde hace meses.
Un Intendente sin peso político, sin capacidad de mantener su mayoría en la Junta Departamental, sin capacidad de mantener a su equipo de gobierno, cada semana que pasa nos va sumiendo más a todos en el caos.
El efecto de sus actos se ven en estos días fundamentalmente en el turismo, que se suma a la falta de políticas de Cultura, a la falta de mantenimiento en las áreas de recreación y turísticas. Nuestros más hermosos paseos se caen a pedazos, ha destruido espacios como la Costanera, el Ayuí, los baños de las plazas, etc, y a cambio de eso no ha puesto ninguna alternativa, matando lo que había para no dejar Nada.
Así como fue 0 proyecto en cinco años en la Diputación, ahora es 0 obras y todo quiere sustituirlo con slogans o pagando espacios en los medios de comunicación para seguir insultando la inteligencia de los salteños.
Si hay algo que no sabe Lima, es gobernar. Y por si todo esto fuera poco, dentro de pocos días también se sabrá, si seguirá siendo intendente o deberá abandonar el cargo, problema en cual se metió él solo y producto de su soberbia puede llegar a pasar a la historia negra de Salto como el primer intendente que debe abandonar el cargo por una condena Judicial.
Y todo esto se ve en forma más evidente porque veníamos del Salto gobernado por Germán, de mano tendida, con la participación de todos los que querían trabajar por el departamento, sin importar al partido político al que pertenecieran. Del Salto de las Obras, del prestigio de colocarnos en los primeros puestos del país en todo, del Salto que era ejemplo para otros departamentos, con premios de gestión pública y público-privado. Del Salto del cual todos nos sentíamos orgullosos, donde volvían las grandes expresiones culturales, donde había actividades para todos, donde jamás se relego al interior, donde las organizaciones sociales eran las protagonistas. El Salto donde no habían persecuciones de ningún tipo.
El Salto de un real hombre humanista como Germán quién corría por todo y por todos. Porque a Salto hay que amarlo y Germán lo demostraba en cada gesto. Hoy vemos a nuestro departamento sin obras, sin desarrollo, con gente pidiendo comida en la iglesia y tantas cosas que nos duelen porque demuestran que este gobierno no tiene ni siquiera amor propio.
Se extraña y se necesita ese Salto, el de Germán.
Publicada en Diario Cambio el 1 de julio de 2016.